martes, 6 de septiembre de 2011

Mamá Maquín – 20 años de lucha por una vida sin violencia

El 29 de mayo del 1978 en Panzós, Alta Verapaz, el ejército masacró a un grupo de hombres, mujeres y niños campesinos que reclamaban su derecho a la tierra de sus antepasadosi. Una de las personas asesinadas fue la líderesa campesina, Adelina Caal Maquín. Doce años y muchos horrores después, un grupo de mujeres refugiadas en México retomó su nombre de cariño – Mamá Maquín – como nombre para su organización que lucha por los derechos a la tierra y la participación de las mujeres.

Actualmente la asociación Mamá Maquín cuenta con alrededor de 1400 socias en los departamentos del Quiché, Alta Verapaz, Petén, y Huehuetenango. ACOGUATE visita a la organización en el departamento de Huehuetenango desde el año pasado. Varios comités de ACOGUATE también acompañaron el proceso del retorno de los refugiados durante los años noventa. El acompañamiento actual empezó después de que la co-fundadora de Mamá Maquín y lideresa local, María Guadalupe García, recibió amenazas por su acompañamiento a la lucha de las comunidades manifestando su resistencia a la construcción de la Franja Transversal del Norte ii.

Las mujeres en el refugio : “nos fortalecimos”

Entre 1981 y 1984, los años más violentos del conflicto armado interno en Guatemala, miles de personas abandonaron sus comunidades, muchas buscando refugio en Chiapas, México. 45,000 refugiados fueron reconocidas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pero en total se estima que más de 200,000 personas huyeron a México, a los Estados de Chiapas, Quintana Roo y Campeche iii.

La situación en los campamentos era difícil, especialmente para las mujeres:

Llegamos con el pensamiento de que sólo estaríamos unos días en México. Estando al otro [lado] de la línea nos dimos cuenta de que éramos muchos, que cada día más y más cruzaban la línea por la misma razón. Las que sufríamos más éramos las mujeres, llorábamos de tristeza; tuvimos que cambiar nuestro traje y dejar de hablar nuestro idioma por temor de ser deportadas.”iv

Por la necesidad de la supervivencia de la familia, muchas mujeres trabajaban junto a los hombres en el campo o hacían trabajos domésticos para los ladinos. Un aporte importante tanto para la economía familiar como para la autoestima de las mujeres fue un proyecto de artesanías impulsado por el Comité Cristiano. “Esto agrandó nuestra carga de trabajo, pero también nos permitió aprender a sobrevivir y a resolver nuestros problemas por sí mismas y a vivir de otra manera. Las mujeres nos fortalecimos en el refugio.”v

No obstante, este nuevo aporte de las mujeres a la economía familiar no se tradujo en más participación en los 'espacios públicos', sino que se reprodujo la discriminación que las mujeres habían conocido en sus comunidades en Guatemala.

En 1987 Raquel Blandón, la esposa del entonces presidente de Guatemala Vinicio Cerezo, visitó los campamentos en Chiapas. Trajo el mensaje que ya había democracia en Guatemala y que los refugiados podían regresar vi. María Guadalupe recuerda que la gente:

no lo podían creer, porque sabíamos que la guerra todavía seguía en Guatemala. [...] Decidimos no regresar así como cuando salimos; teníamos que ver lo que realmente íbamos a exigir al gobierno. Como respuesta a la visita de ella, la gente se animó a organizarse nombrando sus representantes para hacer una negociación con el gobierno.”vii

Fue así como se formaron las llamadas Comisiones Permanentes, sin embargo la participación de las mujeres era casi nula.


Hacer escuchar la voz de las mujeres refugiadas: la fundación de Mamá Maquín

En mayo de 1990, 47 refugiadas de diferentes campamentos se reunieron en Palenque, Chiapas, y decidieron hacer escuchar la voz de las mujeres, “porque en ocho años no había sido escuchada. Los periodistas que llegaban a los campamentos a preguntar cómo fue la huida solo iban con los hombres, pero a la guerra no la vivimos igual, los hombres la vivieron de una manera y nosotras de otra manera.”viii Las mujeres indígenas fueron un componente esencial de la estrategia contrainsurgente del gobierno. Como hace constar la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, la violación de las mujeres y su tortura antes de ser asesinadas fue una práctica común que iba dirigida a destruir la dignidad no sólo de las mujeres sino también de los hombresix.

Las mujeres analizaron también el papel de las mujeres en el refugio y cuestionaron su falta de participación en las asambleas, a pesar de su aporte importante a la economía familiar. Con el fin de cambiar esta situación discriminatoria, decidieron fundar una organización de mujeres – Mamá Maquín. En agosto del mismo año, Mamá Maquín celebró su asamblea constitutiva en la cual participaron más de 700 mujeres y alrededor de 300 invitados-as.

Las reacciones ante la fundación de una organización de mujeres eran diversas. Muchos hombres se burlaron: “¿A poco ahora las mujeres quieren mandar?”, otros dijeron que las mujeres guatemaltecas no tenían el derecho de hacer política en México. No obstante, la organización logró crecer; en 1993 tenía 9,000 miembros x y era un actor reconocido ante los refugiados como ante las instituciones oficiales de México y Guatemala y los organismos internacionales.

La primera actividad de Mamá Maquín fue la realización de un estudio sobre la situación de las mujeres en los campamentos. Luego se iniciaron programas de alfabetización y talleres sobre los derechos de las mujeres. Mamá Maquín también presionó al gobierno de Guatemala a aceptar las condiciones para el retorno que planteaban las Comisiones Permanentes desde 1987.


Un retorno con dignidad

En octubre 1992 se firmó finalmente los acuerdos de retornos negociados a través de las Comisiones Permanentes con el gobierno guatemalteco sobre el retorno. En los acuerdos se garantizó protección de los derechos de las y los retornados a la vida, la tierra, la vivienda, la educación y la libre movilización, entre otros.

Con base a este acuerdo se dieron entre 1993 y 1998 los retornos masivos de los refugiados. En todo el proceso de retorno, Mamá Maquín desempeñó un papel activo. Como preparación para las que iban a retornar, Mamá Maquín empezó a divulgar el contenido del acuerdo en un programa de radio y a través de talleres. Las mujeres se dieron cuenta que el derecho a la tierra sólo quedó garantizado para los hombres y las mujeres viudas o solteras, pero no para las mujeres con esposos.

Con el objetivo de volver a plantear el derecho de la mujer a la tierra en Guatemala, Mamá Maquín conformó, junto con dos organizaciones más,xi una comisión negociadora. Sin embargo, fue sólo en 1997 cuando las mujeres con el apoyo de ACNUR y la COMARxii lograron cambiar el reglamento de adquisición de tierra y fijar que el crédito para la compra de la tierra se otorgara a nombre de la pareja, de modo que la tierra iba a ser en copropiedad. Para Mamá Maquín, este reconocimiento oficial del derecho de las mujeres a la tierra que automáticamente permitía el derecho de ser socias de las cooperativas ha sido uno de sus logros principales, aunque en la práctica no ha sido fácil lograr este derecho y por eso la lucha sigue.


Viejo machismo, nuevos retos: acuerdos incumplidos y la defensa del territorio

El retorno a Guatemala no fue fácil para las mujeres y las dificultades afectaron también a Mamá Maquín como organización. La emergencia de establecer un nuevo lugar donde vivir no dejaba tiempo para reuniones. Además, las dirigentes habían retornado a diferentes departamentos y estaban muy dispersas xiii.

Por otra parte, las mujeres enfrentaron nuevamente el machismo. “Muchos hombres dijeron que estuvo bien que las mujeres se habían organizado en el refugio, pero que ahora ya todo había vuelto a la normalidad y entonces debían dejar la organización y cada quien con su rol, las mujeres en la casa y los hombres en los espacios de toma de decisiones.”xiv

Una expresión extrema de este rechazo fue en 1997 con la quema del local de Mamá Maquín en Pueblo Nuevo, Ixcán. Este ataque iba a la par con amenazas contra las mujeres que se les iba a quitar las tierras a sus maridos si las mujeres continuaran en Mamá Maquín. Los incidentes tuvieron impacto en el número de personas que participaron en la organización en los años después de los retornos.

Mamá Maquín decidió entonces llevar a cabo un reencuentro de fundadoras e integrantes en lo cual se decidió fortalecer la organización a través de un diagnóstico sobre la situación de sus integrantes. Relata María Guadalupe:

Ahí empezamos a darnos cuenta, de que muchos de los compromisos de las instituciones acordados en México fueron violados. Por ejemplo el derecho de las mujeres a voz y voto en las cooperativas o el derecho de ser coproprietaria de la tierra. En general casi no había mujeres socias y las pocas que había, casi todas eran viudas o madres solteras. Muchas veces escuchamos 'las que tienen esposo no tienen necesidad de estar en la cooperativa'. O decían: 'las mujeres pueden ser socias, pero si los hombres van a chapear una cuerda, las mujeres también y si los hombres van a sembrar postes de luz, las mujeres también.' Muchas mujeres se desanimaron. Pero entonces nos preguntamos ¿y dónde queda el aporte del trabajo de la mujer? Sin la mujer en la casa que se ocupa de todo, el hombre no puede ir a trabajar. No había forma establecida como valorar el trabajo de las mujeres.”xv

A estos problemas de inseguridad a nivel individual se sumaron nuevos retos. María Guadalupe señala: “Estábamos mirando los problemas 'chiquitos', la certeza de derechos a nivel individual de las mujeres, sin embargo nos dimos cuenta que hay otro problema mucho más grande que son las políticas neoliberales y el saqueo de los elementos naturales.”xvi Por ello, la defensa del territorio llegó a ser una de las prioridades del trabajo de Mamá Maquín y de la Alianza de las Mujeres Rurales.

En la región donde vive María Guadalupe, se está impulsando el proyecto de la Franja Transversal del Norte. Este es sólo uno de los numerosos megaproyectos impulsados por la política neoliberal; el territorio de la población indígena también está explotado por proyectos de minería, hidroeléctricas, explotación petrolera y megacarreteras.

Trenzando la identidad y los saberes de las mujeres de la juventud para “vivir bien”.

La estrategia de Mamá Maquín para enfrentar los nuevos y viejos retos se concentra en dos ejes: la incidencia política y la formación. El trabajo a nivel político enfrenta mucha resistencia. Los esfuerzos de Mamá Maquín junto con otras organizaciones de conformar una representación de mujeres y la reorganización del Consejo Municipal de Desarrollo en Nentón no han tenido éxito hasta ahora, igual que los intentos de establecer compromisos por parte de los partidos políticos a retomar las demandas de las mujeres en sus programas.

A nivel departamental en cambio, se logró que el programa de alfabetización tuviera un enfoque de género y en los derechos de las mujeres. El logro más grande para María Guadalupe ha sido la creación de una comisión – conformada por una representante de cada grupo étnico - que acompaña a la representante titular y suplente de las mujeres en el Consejo Departamental de Desarrollo. Bajo el segundo eje de trabajo, concienciación y formación, Mamá Maquin realiza talleres con mujeres, donde se analizan los planes neoliberales de desarrollo desde un enfoque en las mujeres campesinas e indígenas.

Mamá Maquín también ha empezado a trabajar con jóvenes. En 2010, se terminó el primer ciclo de un proceso de formación político en el cual participaron mujeres y jóvenes. En mayo 2011 empezó el segundo ciclo con 20 participantes bajo el lema “Trenzando la identidad y los saberes de jóvenes y mujeres para vivir bien”. María Guadalupe explica: “La escuela está enfocada en conocer y analizar nuestra historia y nuestra realidad actual. Pero no sólo conocerla sino también hacer acciones. Intentamos de recuperar valores y principios como son por ejemplo el respeto o el consumo responsable.”xvii


Proyectos versus política

El trabajo político y de concienciación es una tarea difícil en el contexto de pobreza en el que vive la gente. Muchas mujeres esperan “proyectos” y algún beneficio directo si participan en una organización. Por ello Mamá Maquín está pensando nuevamente en elaborar una propuesta económica. Sin embargo, niega ser una organización que gestiona pequeños proyectos que, en el mejor de los casos, son un paliativo pero que nunca logran cambiar las causas estructurales de la pobreza y exclusión de las mujeres y los pueblos. María Guadalupe explica:

En el refugio, las mujeres y los hombres fuimos valientes [...]. Pero al estar en Guatemala, teniendo tierra e incluso nos dieron algunas viviendas, nos confundimos un poco y creímos que el problema ya se había terminado, mientras los grandes problemas, de violencia, discriminación, racismo y explotación siguen. Mientras el poder y la riqueza estén concentrados en pocas manos, la mayoría va a estar dominada. Entonces, es importante animarnos para retomar nuestra lucha, porque las causas que originaron la guerra durante los 36 años, no se han resuelto. Por lo tanto, es importante retomar esa lucha y ya no sólo para nosotras las que nos fuimos refugiadas, sino para todas las mujeres que estamos en Guatemala.”xviii


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i Existen diferentes versiones de cuántas personas murieron aquel día. Según la información recopilada por el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, se pudo establecer que murieron un total de 53 personas. Según Victoria Sanford, el Ejército después de los hechos sostuvo que hubo 37 muertos, pero dos días después de la masacre esta cifra fue disputada por una delegación de campesinos quienes indicaron que fueron 100 personas. Véase Sanford, Victoria (2009): La masacre de Panzós. F&G Editores, Guatemala, págs. 85-6.

ii La Franja Transversal del Norte es una carretera de unos 330 kilómetros que atravesará los departamentos de Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz e Izabal.

iii Organización de Mujeres Guatemaltecas Refugiadas en México “Mamá Maquín” (1999): Nuestra Experiencia ante los retos del futuro. Sistematización del trabajo de las mujeres de Mamá Maquín durante el refugio en México y su retorno a Guatemala, p.7.

iv Ibid., p.9.

v Ibid., p.10.

vi Además, se les decía que iban a perder el derecho a su terreno si no iban a regresar para trabajarlo. Beatriz Manz (2005): Paradise in Ashes. A Guatemalan Journey of Courage, Terror and Hope. University of California Press, Berkley, Los Angeles and London, p.184.

vii FOKUS / Consorcio de Organizaciones: MOLOJ / CONAVIGUA / ICCPG (2010): Tejedoras de paz. Testimonios de mujeres en Guatemala. Segunda edición, p.165.

viii La Vía Campesina Centroamericana y Centro Cooperativo Sueco (2008): El valor de las mujeres: La lucha por el derecho a la tierra, pp. 25-26.

ix Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH). Guatemala: Memoria del silencio, Vol. 3. Guatemala, 1999. http://shr.aaas.org/guatemala/ceh/mds/spanish/cap2/vol3/mujer.html

x Organización de Mujeres Guatemaltecas Refugiadas en México “Mamá Maquín” (1999): Nuestra Experiencia ante los retos del futuro. Sistematización del trabajo de las mujeres de Mamá Maquín durante el refugio en México y su retorno a Guatemala. p.27.

xi Ixmucané y Madre Tierra - dos otras organizaciones de mujeres que después de Mamá Maquín se habían conformado en el refugio en México.

xii Comisión Mexicana para Refugiados

xiii Información proporcionada por María Guadalupe García en el taller para nuevas coordinadoras regionales de Mamá Maquín. 16 de febrero 2011.

xiv Ibid.

xv Entrevista realizada con María Guadalupe García el 24 de abril 2011.

xvi Ibid.

xvii Entrevista realizada con María Guadalupe García el 24 de abril 2011.

xviii FOKUS / Consorcio de Organizaciones: MOLOJ / CONAVIGUA / ICCPG (2010): Tejedoras de paz. Testimonios de mujeres en Guatemala. Segunda edición, pp. 169, 170.

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